Realidad o disfraz
Es el Carnaval un tiempo como otro cualquiera o mejor para saborear los placeres, para entregarse a los vicios y disfrutarlos; que es lo que hay que hacer con lo vicios, porque si no es así, luego se acaba con unas costumbres insanas que pueden devenir en la abstemia o cosas aún peores. Y esto nunca.
Muchas veces la máscara esconde el rostro pero muestra la verdad del ser, con el pretexto de ser otros nos abrimos y sale a relucir el fondo y la esencia de cada uno. ¿Qué es el alcohol más que un enmascaramiento? Un enmascaramiento fabuloso y necesario: una buena copa te abre a los demás, se puede conocer a los hombres sólo por su forma de beber. Hay quien en MALA-SAÑA siempre se acoda en la barra con su cóctel o el que bebe vino en una mesa alta, también los que están abonados al palco y a las copas y los que no abandonan la terraza, cerveza en mano, pese al temporal. Realidad o disfraz: o lo que la máscara esconde. En verdad, poco importa.
Entre nosotros y el mundo surge la vida. Y qué es la fiesta más que una exaltación de las ganas de vivir: en los buenos momentos con los amigos reside la verdad y, por tanto, la belleza.
Disfrazarse por burla, crítica o admiración; a quién le importa. Pero en Carnaval hay que disfrazarse y patear la calle y los bares. Todos, dentro de nuestro disfraz, tenemos que asumir el papel; siendo todo una broma infinita hay que tomársela en serio. El disfraz como una de las bellas artes, como manera de cumplir esos sueños de vivir mil vidas y aventuras durante unas cuantas horas, como deshinibición permitida y consentida en este hoy tan encorsetado.
Vive, vive, vive; porque luego ya todo es tarde. Espero que hayan empezado el jueves en la Pola con las comadres, lo hayan continuado el fin de semana en Avilés, luego por Gijón el martes y que vengan a Oviedo a cerrar este periplo carnavalesco como se merece. Y qué mejor broche final a todo que tomándose algo en MALA-SAÑA, como mandan los cánones y como manda el buen gusto. Decía Eduardo Arroyo, gran maestro de la pintura y aficionado confeso a disfrazarse y a las mascaradas que “Para beber, en primer lugar, hay que tener un buen estómago, un excelente hígado y mucha disciplina.
Y lo más importante de todo esto, sin duda, es la disciplina. Durante años me he tomado varios JB con agua con gas, mejor si es Perrier, todos los días, un ‘arroyos’ que dicen mis amigos. En el trabajo, como en el ocio y en el amor siempre hay que ser disciplinado”. Y habrá que hacerle caso a este grande entre los grandes, pongan en su rutina a MALA-SAÑA y no dejen de ser disciplinados. Les guste el Carnaval o no, sean de disfrazarse o pasen, lleven máscara o antifaz, aquí siempre hay hueco.
Nos vemos en la barra, brindo por ustedes.