SALES DE PLATA

En la educación sentimental de varias generaciones está el cine como pilar fundamental y fundacional en el ser de cada uno de sus miembros.


Sea por las películas o por el cine en sentido físico como espacio, nos hemos hecho mayores, rompimos esa barrera entre la niñez y la adolescencia, que no es más que ese tramo de vida que nos define, con los ojos fijos en una pantalla y de reojo en nuestra o nuestro acompañante, buscando ese contacto furtivo mientras en la pantalla Bogart fumaba, Cary Grant era él mismo y Grace Kelly era eternamente bella; también Simba se enamoraba de Nala, Brad Pitt era joven e igual de guapo o  Frodo caminaba hasta Mordor. Recuerdos al azar.


El cine como esa vida de repuesto que dice Garci, ese refugio que siempre nombra Boyero: quizá las dos personas más relevantes en el cine español, sin duda las que más saben, pero que ahora no gozan del visto bueno de aquellos que han hecho de lo políticamente correcto y la impostura su forma de ser, vivir y disfrutar. Algo así está pasando con el beber, lo señalaba François Monti en una de sus magníficas newsletters. Quizá ser la resistencia, y creer que el cine mejora sí después de ver una película se habla de ella entre cócteles, risas, amigos y amor, sea un acto heroico y atrevido, pero tan divertido que merece la pena.

El misterio es el elemento clave en toda obra de arte, decía Buñuel. Y fue algo que practicó y aplicó durante toda su vida y carrera. Buñuel, genio del cine, los bares y la vida es una figura a reivindicar frente a todos esos pacatos e ignorantes que desprecian todo cuanto ignoran, que además ahora parecen ser legión. Buñuel iría a MALA-SAÑA, haría de esta casa en las horas tempranas que aún no ruge la marabunta su refugio y su salón.

‘SALES DE PLATA’. Un cóctel que honra al cine, a los que luchan por él y a las salas en ciudades.

Gracias a SACO (Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo), a RADAR y a todas las actividades de la Fundación Municipal de Cultura y a Pablo de María, alma mater y capitán de todo esto, podemos disfrutar del gran cine, del mejor cine, en el centro de Oviedo. Y esto es algo que no se reconoce ni se alaba como se merece. Sin embargo, en MALA-SAÑA, en su apuesta continua por la cultura, la creatividad, el disfrute y el arte, han elaborado un cóctel en su honor.

Que SACO dure sólo una semana es algo que a muchos se nos queda corto, algo que lamentamos, pero como la felicidad y todo lo bueno está compuesto de pequeños instantes, de esas ráfagas que llegan como si alguien se dejase abierta la puerta del paraíso, como un fotograma que dura un segundo pero que nos marca, que recordamos toda la vida. No sé si la vida es cine, el cine es la vida o nada de todo esto. Sólo sé qué en esta vida yo quiero más cine, más cines y volver siempre a MALA-SAÑA.


Nos vemos en la barra, brindo por ustedes.



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