MIRAR Y OBSERVAR
Tengo en el recuerdo ese MALA-SAÑA pequeño, menos de la mitad de lo que es ahora; esa coctelería que dos chavales montaron con toda su ilusión, muchas ganas y conocimiento. Lo primero que tomé aquí fue un dry martini muy seco y frío, tanto que ese puñal disuelto fue directo a las ganas, prendió fuego en mí. Una vez y otra y otra y otra. Ya me habían captado, yo quería formar parte de esa fauna noctívaga, alcoholista y divertida que plagan MALA-SAÑA.
Vinieron los cambios, la ampliación, los premios y reconocimientos. Todo cambiaba para seguir igual, pero mejor. Pero yo sé que el verdadero galardón es tener a los clientes de siempre, esos que llegaron a la barra para no irse más, para seguir al compás: crecer y progresar juntos. Porque los clientes son una pieza indispensable en este engranaje, son la sangre que bombea este corazón que se llama MALA-SAÑA y nos mantiene vivos y mejores. La razón y justificación de que todo funcione y merezca la pena.
De verdad, párense a mirar. Es algo que hago de manera recurrente, acodarme en la barra o coger sitio en la terraza y abrir los ojos. La gente sonríe, se lo pasa bien; aunque también los hay que discuten y están tristes, pero los menos, porque las penas con un cóctel son menos penas, morena. Y también por la atención y la calidad, porque seamos serios, cada vez se bebe menos, y Santi Santamaría tenía razón: “Por responsabilidad, ¡que lo que cojamos sea excelente! Es lo menos que nos merecemos. Y este es el sitio y el lugar, sólo tiene que decidir el momento.
Ahora que llega el buen tiempo, que las lluvias que anuncian nunca llegan y el calor nos envuelve y arropa, es el momento de estar en la calle, de vivir, de observar. No se olviden de todo esto, porque el que sabe mirar deja poso, no sólo pasa por la vida. Conquistemos las terrazas, las barras y mesas, tratemos de conquistar la felicidad, que aunque es efímera, ese soplo de viento, tratemos de hacerla eterna en el fondo de nuestras copas. Brindemos más y mejor, celebremos siempre y todo el rato. No hay nada tan revolucionario en estos momentos como pasarlo bien: hagámoslo.
Nos vemos en la barra, brindo por ustedes.